METODOLOGIA DEL ENTRENAMIENTO. La importancia de la práctica.

“Me lo explicaron y lo olvidé, lo vi hacer y lo entendí,

lo hice y lo aprendí”

Si el objetivo del entrenamiento es mejorar toda una serie de capacidades, el método para llegar a conseguirlo pasa por ejecutar o practicar (tantas veces como sea necesario) aquello que se pretende aprender.

Desde hace un tiempo a esta parte la metodología del aprendizaje ha evolucionado de tal manera que a día de hoy no está muy bien visto el método de la repetición cómo un instrumento atractivo para la enseñanza de ciertas habilidades. Si bien es cierto que repetir una acción puede llegar a ser monótono, aburrido e incluso fastidioso para el jugador no es menos cierto que en el campo deportivo llegamos a conseguir objetivos a merced de repetir una acción tras otra hasta llegar a ver la mejora. ¿O quizás alguno de vosotros ha conseguido mejorar la fuerza de un grupo muscular a partir de un método que no esté basado en la repetición de una acción, dos, cinco, diez y tantas veces como se considere oportuno? Incluso cuando pretendemos mejorar la velocidad de un jugador, seguro os parecerá imposible conseguir elevar el nivel de velocidad inicial sin destinar varias repeticiones a un recorrido a una intensidad previamente establecida.  

Ahora bien, no debemos confundir la repetición sistemática sin sentido, de la ejecución de tareas pensadas con el objetivo de aprender un gesto, un movimiento o una acción determinada en el marco de nuestro objeto principal, la competición.  

Seguramente la mayoría de vosotros disponéis de permiso de circulación, un carné que habéis conseguido mediante unas pruebas teóricas primero y prácticas más tarde. La teoría (que probablemente habéis estudiado memorizando cada una de sus partes) algunas ya se han olvidado con el tiempo. En cambio la práctica, la que aprendisteis a base de horas al volante al lado del profesor mediante la repetición de cada maniobra, de cada ejercicio, está en vuestra mente hasta el punto que estas maniobras a día de hoy se realizan de forma automática, sin pensar.

En el campo del deporte esta situación parece mucho más evidente ya que el entrenamiento está basado básicamente a partir de la práctica, de la acción. Si pretendemos enseñar una jugada, un movimiento o ejercitar una capacidad y lo hacemos mediante una pizarra probablemente el jugador la entenderá, pero si no se trabaja a partir de los hechos, el jugador nunca será capaz de asimilarla y por consiguiente de aprenderla.

En las propuestas de entrenamiento existen unas capacidades donde este procedimiento parece mucho más evidente realizarlo, lo hemos visto anteriormente con el entrenamiento de fuerza o de la velocidad por ejemplo, pero hay otros campos donde nos parece más impropio un modelo basado en la repetición puesto que no se ajusta con uno de los principios básicos del entrenamiento, el de la variedad. En este momento es cuando aparece nuestro gran reto, ser capaces de proponer, de diseñar tareas donde el jugador a partir de la repetición de la acción pueda conseguir el objetivo que nos hemos marcado.

A partir de esta idea nuestro desafío pasa por la elaboración de ejercicios donde una propuesta analítica (la repetición de un gesto técnico determinado) forme parte de un contexto global donde el jugador pueda “recrearse” y darle el verdadero sentido competitivo. 

“La repetición coherente, pensada y organizada  de la acción  determina el éxito del aprendizaje”